Fracturas (tratamiento conservador y quirúrgico)
El tratamiento de las fracturas tiene como objetivo restaurar la alineación ósea, facilitar la consolidación y recuperar la función de la extremidad afectada. La elección del tratamiento depende del tipo de fractura, su ubicación y la estabilidad necesaria en la zona ósea fracturada.
En fracturas estables y no desplazadas o en zonas que toleran cierto desplazamiento el tratamiento suele ser conservador, utilizando inmovilización con yeso cerrado, férula o dispositivos ortopédicos para mantener la correcta reducción y alineación mientras se produce la consolidación ósea.
Cuando la fractura es desplazada, inestable o afecta una articulación, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico con el objetivo de conseguir una reducción anatómica. La cirugía consiste en la reducción y fijación del hueso mediante placas, tornillos, clavos intramedulares o fijadores externos, según el tipo y localización de la fractura.
La rehabilitación es un pilar fundamental en la recuperación. A través de fisioterapia y ejercicios progresivos, se busca recuperar la movilidad, fuerza y función de la extremidad afectada, evitando complicaciones como la rigidez articular o la atrofia muscular.
El tiempo de recuperación varía según el tipo y localización de la fractura y el tratamiento empleado, pudiendo ir desde semanas hasta varios meses.