La lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) es una de las lesiones de rodilla más frecuentes en el deportista. Este ligamento es clave en la estabilidad de la rodilla y se encarga de limitar la traslación anterior de la tibia sobre el fémur.

El origen de esta lesión es mayoritariamente traumático, siendo el mecanismo más frecuente un movimiento en valgo de la rodilla combinado con rotación de la misma y con el pie clavado en el suelo.

Los signos y síntomas que más frecuentemente se asocian a esta lesión son:

  • Crujido en el momento de la lesión

  • Dolor e hinchazón de la rodilla

  • Sensación de inestabilidad

Para realizar el diagnóstico de una lesión del ligamento cruzado anterior se realizan diferentes exámenes que evalúan la traslación anterior de la tibia sobre el fémur (cajón anterior, test de Lachan, Lever test, etc) y pruebas de imagen como la resonancia magnética (RMN).

Una vez confirmada la rotura del ligamento cruzado anterior se debe detener la práctica deportiva y las actividades que impliquen giros y pivote para evitar añadir más lesiones en cartílago y meniscos. El traumatólogo determinará el tratamiento de la lesión dependiendo de la exploración y las pruebas complementarias, si bien en la mayoría de casos requiere tratamiento quirúrgico en pacientes jóvenes o de mediana edad que quieran continuar realizando deportes de pivotaje.

Ligamento cruzado anterior (LCA)

Diagrama anatómico de la rodilla mostrando los ligamentos: colateral lateral, cruzado anterior, colateral medial y cruzado posterior, con un desgarro completo del ligamento cruzado anterior (LCA), y el fémur arriba.